El pasado 1 de abril, el INEM
Carlos Arturo Torres cumplió 41 años de actividad pedagógica, y cada año que
pasa algún pasillo de su sede central se arropa en la penumbra, con el cierre
del departamento, sección u oficina que allí funcionaba.
Un hecho inocultable que
viene registrándose desde hace varios años, gracias a la torpeza del
legislador, la pasividad del gobernante, la sumisión del rector y la indiferencia de docentes, estudiantes y
padres de familia.
La comunidad educativa del
INEM, ha presenciado en medio del silencio, como la única dotación otorgada en
1972 para el funcionamiento de los laboratorios y talleres, ha desaparecido por
absoluto deterioro.
El Departamento de Bienestar
Estudiantil con sus secciones de Trabajo Social, Orientación y Consejería,
Servicio Médico y Odontológico; cerró inexplicable sus puertas.
Muchos docentes y
estudiantes de Tunja y Boyacá,
recibieron capacitación en el Centro de Innovaciones en Informática Educativa,
que en 1992 se instaló en la sede central del INEM y que hoy ya no existe.
El Club de Periodismo
Escolar, la Emisora del INEM, el Grupo de teatro DIMAS, la Revista Boyacá
Literaria, el Concurso Intercolegiado de la Canción “Fundador de Oro”, el Museo
de Ciencias, son expresión de una grandeza que no debe ser olvidada.
Desaparecieron las Prácticas
Empresariales Didácticas, la Miniferia Comercial, los Simulacros Empresariales,
exitosos testimonios de la trilogía que hizo grande al INEM: Ser, Saber y saber
Hacer.
¿A dónde se mandó la
propuesta de educación integral, con la que el INEM Carlos Arturo Torres abrió
sus puertas en 1972? ¿Dónde sepultaron nuestras autoridades y directivas, los
pilares humanísticos, científicos y tecnológicos de su propuesta educativa?
Triste será en nuestra
historia de ciudad, si permitimos que el logo diseñado en 1983 por el
estudiante Orlando Velandia Rodríguez, no siga brillando en sus sedes y en el
suéter rojo que con orgullo portan todos los alumnos del INEM.
En medio de éste panorama, escuchar
las notas marciales de la Banda de Marcha recorriendo el Centro Histórico o a la
Banda Experimental interpretando el Himno de la Institución, sin duda haría
volar muchos recuerdos.
Y quizá gracias a ellos, ésta administración municipal asumiría el reto
de designar en esa rectoría, a un funcionario que esté dispuesto a devolverle a
nuestro INEM su liderazgo pedagógico y
días de grandeza.