A Pablo Antonio Tocarruncho
su precario estado de salud lo llevo a una reconocida clínica de la ciudad de
Duitama, y a pesar de ser beneficiario de la Nueva EPS, el médico que lo
atendió, condiciono cualquier tratamiento al pago de tres millones de pesos.
Un hecho a todas luces
curioso, pero como hay enfermedades que matan si el afectado y su familia se
duermen, durante los días siguientes, doña Adelaida logro en medio de penurias
y vergüenzas, recogerle al galeno tan solo un milloncito.
Efectuado ese abono la
espera terminó, y a Pablo Antonio le fue practicada la colonoscopia que el
médico le había ordenado con urgencia, pero que él mismo aplazó, en nombre de
la “deuda” que los Tocarruncho habían contraído.
Con el compromiso de cancelar
los otros dos millones, su esposa firmo la autorización para que le fuera
practicada una colostomía; la que pasados ocho días lo devolvió al quirófano,
debido a la grave infección que registraba.
Después de ésta segunda
intervención, el médico decide que la herida debe permanecer abierta, pero
rellena de gaza para absorber la materia que se estaba produciendo.
Sin embargo, una inflamación
general comenzó a preocupar a Pablo Antonio, fue entonces cuando se esposa e
hijos son notificados, que es preciso someterlo a diálisis, porque se había
detectado que sus riñones y pulmones se encontraban afectados.
Las cosas en la Clínica de
Duitama se estaban complicando, y los Tocarruncho no habían podido recoger ni
un peso de los dos millones que estaban “adeudando”; quizá por ello, recibieron
con algo de alivio el traslado de su pariente a la ciudad de Tunja.
Lo curioso es que Pablo
Antonio es remitido a la Clínica Medilaser, sin ningún documento que brindara orientación
sobre su estado de su salud y los procedimientos a los que había sido sometido.
Después de tres días de
permanecer en la UCI, todo volvió a comenzar con una nueva valoración, que
lleva a los médicos en Medilaser a diagnosticarle peritonitis, inducida por la
infección que lo acompañaba.
Después de sufrir éste
calvario durante más de un mes, de haber acudido a la Superintendencia de Salud
sin ninguna respuesta, Pablo Antonio está de regreso en Duitama, para someterse
a controles en la clínica donde aún “adeuda” dos millones de pesos.