La Vuelta al Perro ha sido
desde siempre y de seguro sobrevivirá a muchas generaciones, el sitio para el
encuentro de los tunjanos, sin importar la edad o el motivo que los lleve allí.
Es también por este hecho,
el lugar donde mayor información circula en la ciudad, y donde es posible
encontrar el mayor número de opiniones sobre cualquier tema en poco tiempo.
Por ello, aprovechando que
muchos tunjanos dedican largo rato al consumo de tinto en las cafeterías que
operan en el marco de la Plaza de Bolívar, quise preguntarles ¿Cuáles son las
necesidades más apremiantes que registra su familia?
Y la respuesta es
absolutamente contundente: 1. Empleo, 2. Vivienda, 3. Educación y 4. Salud; son en riguroso
orden los motivos de desvelos de muchos padres o madres cabeza de familia de
nuestra hermosa Tunja.
Los tres primeros son la
génesis de todos los padecimientos que congestionan el cuarto, ya que su
somatización causa la disfuncionalidad que galopa en muchos hogares y explota en nuestras Instituciones Educativas.
Algo deben hacer entonces
nuestros Alcaldes. Y no hay de otra, deben formular políticas públicas que
trasciendan la temporalidad de sus periodos de gobierno y brinden atención a
problemáticas que por décadas han sido ignoradas.
¿Qué iniciativas formularán
entonces los candidatos a la Alcaldía frente a este cuadro de necesidades
insatisfechas? Una respuesta clara y precisa, debe ser requerida por todos los
tunjanos, cuando a nuestros barrios lleguen solicitando el voto.
A punta de OPS que se rotan
cada tres o seis meses, para atender compromisos electorales, jamás podrá ser
atendida la creciente demanda por un puesto de trabajo digno.
Fortalecer los Programas de
Vivienda de Interés Prioritario y Social, debe ser siempre un compromiso de los
futuros alcaldes de la ciudad, por el efecto múltiple que ejercen en la
generación de ingreso y bienestar.
El servicio de Educación que
se está ofertando en nuestras Instituciones Educativas, debe ser sometido a una
exigente operación de reingeniería; para comenzar por rescatar compromiso y
calidad en beneficio de las nuevas generaciones.
Si no logramos respuestas a
lo que angustia y hace sufrir a nuestras gentes, estaremos condenados a ser una
sociedad enferma que envejece en la violencia y una ciudad que trascurre
especulando sobre el desarrollo, en medio de la inseguridad y la indolencia.