El pasado 25 de Octubre, la
Registraduría certificó que los cinco (05) candidatos a la gobernación,
lograron llevar a las urnas a 566.819 boyacenses, algo así como el 61.4% del total
potencialmente apto para votar.
De ese escrutinio, resulto
electo gobernador de Boyacá el ingeniero Carlos Andrés Amaya Rodríguez, al
lograr el apoyo del 39.81% de quienes sufragaron en medio de una abstención del
38.6%.
Sin embargo, su elección fue
saludada como un triunfo del pueblo boyacense, aunque con franco realismo, ella
es consecuencia del acuerdo alcanzado por Jorge Londoño, Rafael Romero, Jorge
Pedraza, Plinio Olano, Jairo Castiblanco, etc.
Una alianza que como ha sido
costumbre, se logró a través y en favor
de caciques electorales y no de Partidos, pues es de público
conocimiento que éstos respiran si aquellos se lo permiten.
Por ello no es gratuito, que
el nuevo gobernador haya madrugado a señalar, que gobernará con una coalición
de diputados que él menciona con nombres propios en las toldas de los partidos
Verde, Liberal, Conservador, la U y Centro Democrático.
Así las cosas, no hay campo
para especular, son muchos de lo mismo, como para expedir la partida de
defunción al manzanillismo y costumbres colaterales, invocando como simple
argumento la corta edad del gobernante electo.
Los treinta y un (31) años
del nuevo gobernador, no facultan a nadie para asegurar a los cuatro vientos,
que se vislumbra en el departamento un inequívoco y promisorio cambio político
y generacional.
No olvidemos, que el “viejo”
expresidente uruguayo José Mujica, se encargó de mostrarle a la comunidad
internacional, que el cambio nada tiene
que ver con la edad y sí mucho con las ideas que generan soberanía y dignidad.
Es más, el apoyo de Antonio
Navarro, que pudiera ser invocado como factor de cambio, tengo la convicción
que ha sido neutralizado por quienes asumieron la promoción política y la
financiación económica de la campaña verde en Boyacá.
Pues si bien ésta fue
acertadamente vendida a pedalazos de bicicleta, lo evidente es que sus
registros contables deben contener muchos dígitos, porque importantes sumas de
dinero tuvieron que fluir hacia ella.
Un hecho que suele
convertirse en la recurrente y molesta limitante, que debe sortear el
gobernante durante todo su periodo, al momento de tomar algunas decisiones,
casi siempre relacionadas con la nómina o ejecución de inversiones.
Estas reflexiones solo son
eso, a la espera de que la historia que comenzará a escribirse el próximo primero
(1) de Enero de 2.016, señale de qué lado se encuentra la especulación.
Mientras tanto, feliz
navidad y un venturoso año nuevo para TODOS.