Por la Vuelta al Perro y las
deterioradas vías de nuestros barrios,
Tunja se viste de camisetas blancas, con el nombre impreso en pecho y
espalda del candidato junto al logo del partido que le otorgo el aval.
La jornada electoral que con
preocupación tiene puesta su mirada en el 11 de Marzo, presenta como gran
denominador, la participación de numerosos grupos de jóvenes en “campaña”.
Y creo que en una ciudad
estudiantil como lo es Tunja, lo pertinente sería preguntarse, ¿Están haciendo
política los jóvenes o por el contrario, son los jóvenes instrumentos ocasionales
de los políticos?
Una pregunta que trae de
inmediato a la memoria el llamado que Antonio
Gramsci les formulara:
"Instrúyanse, porque
necesitaremos de toda su inteligencia; conmuévanse, porque necesitaremos de todo
su entusiasmo; organícense, porque necesitaremos de toda su fuerza".
Lamentablemente en Boyacá,
brilla por su ausencia lo organizativo, incluso al interior de las
instituciones educativas; permitiendo que grupos o dirigentes cooptados por
Partidos Políticos, conviertan al estudiantado en su colchón de seguridad
electoral.
La despolitización del
movimiento estudiantil lo ha desarmado ideológicamente, con la consiguiente
pérdida autonomía e independencia, motivo por el cual, sus representantes terminan
convertidos en “cuotas” que reproducen comportamientos de la política tradicional.
De ahí que los jóvenes que
hoy deambulan por cada rincón de la ciudad, se limiten a distribuir plegables a
cambio de los veinte mil pesos ($ 20.000.oo) mcte, que les han prometido pagar
por cada día de trabajo.
No hay un compromiso
distinto con esas campañas, el desempleo es la otra cara de la explicación de su
vinculación a ellas; permitiendo que subsista la subordinación real de los
jóvenes a lo "viejo" y al establecimiento.
Nuestra sociedad debe asumir
su trágica realidad, la actitud de rebeldía permanente que suele caracterizar a
los jóvenes, ha sido incapaz de promover por las razones expuestas, la renovación
generacional de nuestra dirigencia.
El cambio no llega, debe ser
asumido para construirlo. Ese es el llamado urgente a los jóvenes, porque
nuestras comunidades no pueden esperar a que los mismos hagan algo distinto, a
lo que por décadas han hecho.