El pasado 26 de Agosto, con
la más alta votación que ha registrado en su historia la famélica democracia
colombiana, faltaron 559.894 votos para que la Consulta Anticorrupción alcanzara
el umbral fijado por la Registraduría Nacional.
Sin embargo, se destaca que
el 99.32% de los 11.671.420 ciudadanos que acudieron a votar, lo hicieron por
el SÍ, en un acto inequívoco de rechazo a la politiquería corrupta que
históricamente nos ha gobernado a nivel nacional, regional y local.
Más aún, cada uno de los
siete mandatos, obtuvo al menos
5.122.650 votos más del tope exigido y por lo tanto, se convierten en un
deseo ciudadano que el presidente Iván Duque no puede ignorar.
Un resultado sobre el cual, ninguna
de las instancias de gobierno puede reclamar paternidad, ya que el silencio que
asumieron nos ha permitido confirmar, que en esa lucha el Pueblo Colombiano
anda solo, pues la corrupción es parte esencial de todas las instituciones del
Estado Colombiano.
Pretender justificar tal
comportamiento, con la excusa de asignarle a la Consulta Anticorrupción una
motivación revanchista, es una vergonzosa forma de justificar la comisión de
delitos en la administración pública.
En Boyacá, fueron los
jóvenes quienes en medio de toda suerte
de limitaciones, asumieron la tarea de salir a la calle a chapolear en favor de
la Consulta, porque nuestros parlamentarios a excepción de Aida Avella, Cesar
Pachón y Sandra Ortiz brillaron por su ausencia.
Es más, fue tal el
desinterés que el sector rural quedó virtualmente aislado y tan solo un número muy reducido de sus habitantes,
pudieron acudir a votar; pues nadie asumió el compromiso de facilitar los
medios para su desplazamiento.
La lucha contra la
corrupción, es el deseo manifiesto del Pueblo colombiano y debe ser entonces
tarea prioritaria de sus Organizaciones Sociales, a fin de evitar que en su
trámite por el congreso de la república, le sean introducidas modificaciones
que desvirtúen su objetivo o la hagan inocua frente a él.
Una Colombia Decente es
posible, por ello es indispensable permanecer vigilantes, ya que un mandato tan
contundente como el emitido en las urnas el pasado 26 de Agosto, tiene abierta
y solapadamente grandes enemigos.