viernes, 15 de agosto de 2025

MIGUEL URIBE, sin adornos.

                                 

 

Miguel Uribe Turbay un joven político liberal, egresado de los Nogales, los Andes y Harvard, nació en Bogotá en el seno de una familia de bien, conformada por Miguel Uribe Londoño y la periodista Diana Turbay, hija del ex presidente Julio Cesar Turbay Ayala.

Fiel a la costumbre que ha permitido la eternización en el poder de la clase politiquera colombiana, el joven Uribe Turbay, creció con el sueño de convertirse un día en delfín y por supuesto, en el inquilino del Palacio de Nariño.

Lamentablemente, ese sueño comenzó a andar con algunos tropiezos. Su madre murió en el intento de rescate que autorizó el ex presidente Cesar Gaviria, y su abuelo materno dejo como herencia para la historia colombiana, un Estatuto de Seguridad, las Caballerizas de Usaquén y un sinnúmero de colombianos torturados y desaparecidos.

Es por ello, que en búsqueda de mejores vientos, migro al Partido Centro Democrático, convirtiéndose en el mozo de espadas del matador Álvaro Uribe Vélez, lo que de inmediato despertó la animadversión de María Fernanda Cabal y Paloma Valencia, quienes desde siempre se han creído las únicas herederas del electorado construido por el expresidente, hoy en detención domiciliaria.

Si bien resulta lamentable el atentado del que fue victima en un parque de Modelia y su fallecimiento dos meses después en la Clínica Santafé de Bogotá, no hay un legado político en Miguel Uribe Turbay, que deba ser retomado por la juventud colombiana, como nos lo pretenden imponer los medios de comunicación nacional.

Miguel Uribe era uno de los cinco precandidatos que hasta ese momento presentaba el Centro Democrático con miras a las elecciones presidenciales de 2026, y quizá el de menos trayectoria política, carencia que subsanó al constituirse en el depositario del apoyo directo e incondicional de Álvaro Uribe Vélez.

Su discurso del 5 de junio en Cartagena ante la Convención de Asobancaria, no ofrece nada que no se haya dicho antes, allí explicó que su deseo de ser presidente era para que “Colombia dé un salto gigante hacia el futuro…” y para ello preciso “… llevaremos a Colombia en la dirección correcta, hacia un círculo virtuoso, donde todo comienza por seguridad.”

En aquella ocasión reitero, que “Un país sin violencia es mi propósito de vida y yo me voy a hacer cargo porque la paz no es impunidad y la seguridad no representa más violencia. El único camino para la paz es la seguridad”.

Nótese que al igual que Julio Cesar Turbay Ayala y Álvaro Uribe Vélez, antepone la seguridad a la justicia, un hecho político consumado en dichas administraciones, con consecuencias que han sido investigadas en los procesos de paz, que con posterioridad se han adelantado en Colombia, por graves violaciones al Derecho Internacional Humanitario y los Derechos Humanos.

Así los medios de comunicación pretendan ponerlo al nivel de Jorge Eliecer Gaitán o Luis Carlos Galán Sarmiento, con el ánimo de facilitar la intervención de la administración Trump en la política colombiana; el asesinato de Miguel Uribe Turbay no puede ser calificado como el “…magnicidio por el que Colombia entera está de luto…”

No hay muerto malo ni hay muerto feo" dice el viejo adagio popular, y menos cuando se ha puesto detrás de él, la dirigencia política que representa a los gremios económicos del país, opuestos a las Reformas Sociales implementadas o propuestas por el gobierno del Cambio.

Sin embargo, siendo realistas, Miguel Uribe Turbay era seguramente importante para su familia y su partido, pero sin la trascendencia política nacional que alguna vez ostentaron Gaitán y Galán; algo que al parecer no importaba a quienes promovieron el atentado, pues el objetivo buscado no era otro que poner en crisis la gobernabilidad en Colombia, de tal forma, que facilitara el apoyo de los Estados Unidos de América, a un golpe de Estado contra Gustavo Petro.

En ese sentido han apuntado siempre las vergonzosas intromisiones del Secretario de Estado Marco Rubio y de los parlamentarios republicanos Carlos Giménez, José Díaz - Balart, María Elvira Salazar, Bernie Moreno, etc.; registradas a solicitud de la dirigencia del Centro Democrático, Partido Conservador, Partido Liberal y Cambio Radical.

Es lamentable, que desde su sitio de reclusión el ex presidente Álvaro Uribe Vélez haya enviado un mensaje asegurando que “Asesinaron a Miguel que ejercía la oposición critica y razonada, con la instigación de la venganza inducida por el presidente de la Republica, …”

Ese asesinato lo han convertido en la piedra angular para poner en grave riesgo la VIDA, la PAZ y la DEMOCRACIA en Colombia, gracias a que los medios de comunicación y el uribismo, continúan falazmente presentando lo ocurrido a Miguel Uribe Turbay, como “…un crimen de Estado, ejecutado por pensar distinto y ser opositor al gobierno de Gustavo Petro Urrego.”

Hacer este tipo de acusaciones frente a un micrófono o en la plaza pública, es incendiar el país, por lo cual, debe ser inmediatamente investigado por la Fiscalía General, a fin de que aporten las pruebas pertinentes y asuman ante la justicia, las responsabilidades que correspondan.

El asesinato de Miguel Uribe Turbay, está siendo instrumentalizado por la derecha, para destrozar la imagen de Gustavo Petro, aterrorizar a los colombianos, incendiar el país, desestabilizar el gobierno, poner en duda la realización de las próximas elecciones, abrirle las puertas a la intervención norteamericana y por supuesto, recuperar el terreno que electoralmente el uribismo perdió por la desastrosa administración de Iván Duque Márquez.

Colombia no necesita de una seguridad nacida en la represión, sino de aquella que comienza a crecer a medida que la justicia y la paz se fortalecen, mientras el odio y la impunidad que en las dos últimas décadas han servido a las mafias de fachos, paras, narcos y corruptos se desvanecen.

Colombianos, una Colombia Decente es posible, pero exige que el Pueblo Colombiano se organice y movilice en defensa del Gobierno de Gustavo Petro y las Reformas Sociales que sacarán a Colombia de ser el país más desigual de América Latina y el tercero más desigual del mundo.

Nos merecemos ese mañana, para seguir soñando.

  

Por la VIDA, la PAZ

y la DEMOCRACIA;

ni un paso atrás

hasta que la dignidad

se haga costumbre.

 








jueves, 7 de agosto de 2025

URIBE CONDENADO.

 




El Juzgado 44 Penal del Circuito con Funciones de Conocimiento de Bogotá, señala el primero de agosto de 2.025 que  “…Culminada la etapa procesal del juicio oral, se profiere la sentencia de carácter condenatorio anunciada en este proceso, adelantado en contra de ALVARO URIBE VELEZ, como determinador de los delitos de Fraude Procesal en concurso homogéneo y heterogéneo con soborno en la actuación penal, y absolutoria respecto de Soborno, sin que se evidencie trasgresión a las prerrogativas constituciones y legales de las que son titulares las partes e intervinientes especiales.” 

“R E S U E L V E. PRIMERO: Absolver a ÁLVARO URIBE VÉLEZ identificado con cédula de ciudadanía No. 70.041.053 de Medellín, de la conducta de soborno en relación al evento denominado Hilda Niño Farfán, igualmente se le absuelve del delito de Fraude Procesal en el evento denominado Pacho Cundinamarca en relación con Harlintong Mosquera, de conformidad con las motivaciones antes expuestas.

SEGUNDO: Condenar a ÁLVARO URIBE VÉLEZ, identificado con cédula de ciudadanía No. 70.041.053 de Medellín, a las pena principales CIENTO CUARENTA Y CUATRO (144) MESES- o lo que es lo mismo, DOCE (12) AÑOS DE PRISIÓN, multa equivalente a DOSMIL CUATROCIENTOS VEINTE CON CINCO DECIMOS -2.420,5- S.M.L.M.V., e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas, como sanción principal, de 100 meses y 20 días, como determinador penalmente responsable del delito de Soborno en Actuación Penal en concurso homogéneo en concurso heterogéneo con Fraude Procesal en concurso homogéneo como se expuso en la parte motiva de la sentencia, cometidos en las circunstancias de tiempo, modo y lugar que da cuenta el paginario.

TERCERO: CONCEDER al sentenciado el subrogado penal de la prisión domiciliaria que regula el artículo 38B de la Ley 599 de 2000, bajo la obligación de cumplir con lo previsto en el artículo 38B, numeral 4o de la Ley 599 de 2000 –adicionado por el artículo 23 de la Ley 1709 de 2014–, previa caución o póliza judicial, para garantizar el cumplimiento de sus obligaciones, por la suma de CUATRO (4) SALARIOS MÍNIMOS LEGALES MENSUALES VIGENTES.

CUARTO: Comisionar, como quiera que el señor Uribe Vélez reside en Rionegro Antioquia, se dispone comisionar al Centro de Servicios  judiciales de dicha localidad, para que reciba la caución que aquí se impone, la que deberá consignarse a favor del Centro de Servicios Judiciales del Sistema Penal Acusatorio en la cuenta del Banco Agrario 110012048001, si se presta mediante caución o la correspondiente póliza judicial, igualmente para que ante dicho centro suscriba la diligencia de compromiso y se libre la correspondiente boleta de encarcelación, debiéndose por parte del establecimiento carcelario encargado de la vigilancia, proceder a su traslado INMEDIATO, a su domicilio donde cumplirá la prisión domiciliaria, y se realizarán los controles respectivos.

QUINTO. - Dar cumplimiento, por el Centro de Servicios Judiciales del Sistema Penal Acusatorio, a lo dispuesto en el acápite de “OTRAS DETERMINACIONES.”

Esta decisión queda notificada en estrados, contra la misma procede el recurso de apelación, ante la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá D.C., recurso que deber ser interpuesto en este momento procesal y puede ser sustentado oralmente dentro del mismo o por escrito dentro de los cinco días siguientes.  COPIESE, NOTIFIQUESE Y CUMPLASE SANDRA LILIANA HEREDIA ARANDA JUEZ.”

“Este ejercicio probatorio argumentativo – señala la Juez Heredia - nos ha permitido ser espectadores de una historia inédita, descabellada, como la mejor muestra de realismo mágico, donde se crean personajes, milagros, coincidencias de la divina providencia, ángeles de la guarda, todo bajo el designio de mancillar la administración e instrumentalizar las autoridades judiciales…”

De inmediato, las reacciones aupadas por los medios de comunicación afectos a Uribe, no se hicieron esperar, sin detenerse a valorar que con ellas se corre el riesgo de incendiar el país y condenar a Colombia a un conflicto, cuyas consecuencias resultarían más desastrosas de las que se han vivido hasta ahora.

Los precandidatos presidenciales del uribismo, han emprendió una mezquina campaña contra la Juez Heredia, acusándola de proferir un fallo político, con el objeto de atender supuestas presiones del gobierno; sin importarles, que en las transmisiones en directo de cada una de las audiencias, sea inocultable que el proceso fue jurídico y ampliamente garantista.

Por conveniencia electoral prefieren ocultar, que su origen se remonta a febrero de 2012, cuando el expresidente Álvaro Uribe Vélez denunció al senador Iván Cepeda por abuso de función pública, calumnia agravada y fraude procesal; con motivo de la publicación que éste hiciera, de versiones de los ex paramilitares Juan Guillermo Monsalve y Pablo Hernán Sierra, en las que señalaban a Uribe de auspiciar a grupos paramilitares en Antioquia.

Trascurridos trece años desde entonces, la sombra de la preclusión como recurso vital de la defensa, ha estado siempre presente, desde aquel 3 de agosto de 2020, día en el que la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia, prendió las alarmas, al ordenar la detención del entonces senador, Álvaro Uribe Vélez, en el marco de la investigación por presunta manipulación de testigos.

No es el gobierno el que juzga a Álvaro Uribe Vélez, es la justicia colombiana que ha comenzado a rescatar su dignidad, después de dos décadas de estar secuestrada por la corrupción y al servicio de la impunidad.

No es la violencia nacida en los partidos que obedecen al expresidente o por ellos promovida ante la administración Trump, la que nos permitirá construir una Colombia Decente, bajo el prisma de la ética y la legalidad.

Los colombianos merecemos conocer esa verdad, que se oculta bajo la sombra siniestra del NARACOPARAMILITARISMO, y por la cual, han sido invitados a la JEP todos sus protagonistas, con el anhelo de superar la herencia negativa de un Estado Mafioso.

Sin Justicia jamás habrá paz, esa lamentable realidad nos exige tener presente, que “el derecho no puede temblar sobre el ruido y la justicia no se arrodilla ante el poder”, como bien preciso al culminar la lectura de la sentencia, la Honorable Juez – con letras mayúsculas - Sandra Liliana Heredia Aranda.

 

El poder de las mafias, impuesto

bajo la sombra del miedo,

será segado por la dignidad

de nuestra justicia,

en los días de El Cambio.