domingo, 30 de enero de 2011

LA MUJER, EN LA MIRA DE LAS SECTAS

Las sectas religiosas reconocen a la mujer, como el instrumento mas eficaz en su labor de adoctrinamiento, en consideración a que en nuestro ordenamiento social, les ha sido “asignada” la responsabilidad de educar y guiar a los hijos.

De ahí que en su proceso de expansión, privilegien la identificación de mujeres cabeza de familia o núcleos familiares por dificultades de integración; pues la aparición de estados de ansiedad y desconcierto, les brinda mejores oportunidades a su penetración social.

La captación de nuevos adeptos, se disfraza mediante invitaciones que inicialmente están dirigidas a las madres, con el gancho de adiestrarlas en un oficio que le garantice independencia económica, y capacitarlas para afrontar los peligros que amenazan el futuro de los hijos.

Siendo prioritaria la generación de ingresos, la gama de opciones que se exhiben son básicamente procesamiento-conservación de alimentos e instrucción en manualidades de todo tipo; con lo cual se busca ganar la aceptación de la madre, pues de ello depende que en el corto plazo se garantice el acceso a los hijos.

Llegado el momento, la madre haciendo uso de su autoridad, termina obligando a los hijos a concurrir a conferencias y proyección de videos o películas, que los “misioneros” organizan en las instalaciones de la “capilla”; con el propósito inicial de abocar el examen de los riesgos que acechan a la juventud, pero que en el corto plazo dan paso a la difusión del mensaje adoctrinador de la secta.

No sorprende, encontrar que en predios adyacentes al sitio de culto, la secta disponga de campos deportivos o salones para realizar minitecas, o que organicen excursiones y campamentos; todo es válido en el propósito de ganar la confianza de los jóvenes.

A la madre e hijos captados, se les recomienda no comentar con el resto de la familia que están siendo adoctrinados, labor que los “misioneros” extienden rápidamente a la casa de habitación, mediante la realización de charlas semanales o jornadas de oración, que les permite conocer la realidad socioeconómica de la familia, y por ende, la capacidad para asumir en forma efectiva el pago obligado del diezmo.

El hijo al que la autoridad de la madre no pudo doblegar, es objeto del señalamiento reiterado por parte de los “misioneros”, obligándolo a abandonar su casa mientras ellos están en el interior; se da origen de esta forma, a un nuevo y mas peligroso fraccionamiento familiar, pues en nombre de la supuesta verdadera fe y la exaltación eterna, se erosionan arraigados principios familiares y sociales.

A la madre que ha sido persuadida para ingresar a la secta, se le imponen dos nuevas obligaciones: identificar que otro miembro familiar puede ser captado (mamá, abuela, tía, prima, cuñada o sobrina) y ofrecer testimonio en los eventos que se programen en el municipio de residencia o fuera de el.

Convertida en carnada, su colaboración resulta de crucial importancia en la perspectiva de posibilitar la aproximación a otras personas de su entorno más cercano, es entonces cuando las amigas y vecinas, quedan expuestas a la acción soterrada de los “misioneros”.

Con la consolidación del proceso de adoctrinamiento, la secta se convierte en un dios al que se le debe obediencia ciega, la intimidad de la familia deja de existir y su tiempo no le pertenece; los “misioneros” se abrogan el derecho a inmiscuirse en absolutamente todo.

Si un día llaman a su puerta, quizá entonces este breve relato sobre el modus operandi de quienes suelen identificarse como “la verdadera iglesia o los restauradores de evangelio”, le evite el sobresalto.

Sin embargo, conviene no olvidar que un grupo de “misioneros” de traje oscuro y morral a las espaldas, recorren la ciudad, vendiendo casa a casa un dios gringo de piel blanca; un Caín de raza negra; un profeta-fundador estadounidense, adultero y adicto a la poligamia; una tierra prometida en los Estados Unidos de América; y una vida de exaltación eterna como el dios de otro planeta, en compañía de las mujeres que desee y de los hijos que quiera concebir.

domingo, 23 de enero de 2011

A DESPEDIRLOS

Aunque ya el Doctor Angarita
anticipó que éste año será la fiesta,
de verdad que no da pena
alistarle la maleta,
faltándole once meses
a quien hasta hoy
ninguna obra nos deja.

Que la plata está servida
dicen desde la hacienda,
con ciento trece mil millones
ahora sí está prevista,
al igual que las otras megas
la construcción de la Glorieta.

Otra vez con ese anuncio
buscando que se les crea,
con tantas veces que se intentó
ya nadie quiere tomar en serio
a éste Alcalde y su Concejo,
que a diario hicieron conejo
al pueblo que les votó.

La ciudad se rezagó
por culpa de esos fulanos,
alistarles la maleta
cansados de tanta espera,
es nuestro deber éste día
querido amigo Tunjano.

Fueron tres años de rogativa
Virgencita del Milagro,
y como no hay mal que dure cien años
lo saben bien mis paisanos,
para Tunja lo mejor
es saber que éste año
la pesadilla termina.

Qué pena amigo Tunjano
no quiero acabar los versos
sin preguntar si alguien sabe
¿Dónde están los impuestos?

domingo, 16 de enero de 2011

MEGA ANDENES

Mega andenes, mini bahías y callecitas angostiquiticas, una visión de exquisita simetría ejecutada para destacar la rica arquitectura colonial de la ciudad de Tunja, bajo la estrategia de peatonalizar el Centro Histórico.

Apenas comenzaba la ejecución de la obra peatonalizadora, cuando apareció el terco detallito que el planificador omitió; el transporte urbano se presentó reclamando a su favor los “usos y servidumbres” adquiridos en la ciudad.

Al parecer el apremio por bajar bandera después de tres años de sequía, hizo olvidar la evidente necesidad de construir vías para rediseñar la prestación del servicio de transporte colectivo en la ciudad.

Y la idea original se modificó, otorgándole a las empresas de transporte la promesa de respetarles las rutas que por años y años han venido usufructuando en la ciudad.

Nada de estrés por los imponderables, todo lo nuevo es lindo y el Centro Histórico lucirá un enorme mosaico de andenes, los viejos coloniales, los que construyó el alcalde Hernando Torres y los mega andenes del Doctor Montejo.

La construcción adoquinada de éstos últimos, facilitará la filtración de toda el agua que sobre ellos caiga, con las consiguientes consecuencias para ellos y los inmuebles con muros construidos en adobe.

Serán “la pista”, por la que fluyan presurosos los jóvenes amantes de la tabla, los patines y la bici. Dese cuenta señor Alcalde, no todo en la muchachada es pochola y mala música, pero no hay dónde practicar estos deportes.

Serán la “vía alternativa” que tomarán los conductores de moto, ante la insalvable presencia de trancones ocasionados por la guerra del centavo, la llegada de transvalores, la caída de un peatón a la callecita ó porque alguien se varó.

Serán el parqueadero de distribuidores de mercancías, ante la ausencia de bahías; ó vitrina para que los dueños de los bares instalen los inflables, que les dejó el proveedor de trago ó de pochola.

Tendrán hasta usos medicinales, ya que gracias a los mimetizados cambios de nivel, muchos peatones recordarán para su comodidad, dónde quedan y cómo duelen los lumbares.

No estoy criticando nada
simplemente estoy mostrando,
lo que a pesar de ser evidente
la planeación no alcanzó a prever,
quizá por necesidad a escasos once meses
de abandonar la oficina en el Palacio Municipal.

domingo, 9 de enero de 2011

SEGURIDAD CIUDADANA

Como se recordará, bajo la Estrategia Nacional contra la Violencia surgió el discurso de la seguridad ciudadana, con el cual, a partir del concepto de participación, se procuró delegar en las Juntas de Acción Comunal la prestación de servicios de vigilancia y seguridad.

La seguridad ciudadana es concebida entonces, bajo la óptica de privatizar su gestión e instrumentalizar pactos con grupos de ciudadanos, a fin de garantizar gobernabilidad y desactivar violencia y criminalidad.

En esa perspectiva, en Medellín durante los años noventa se adoptaron por parte de los Alcaldes Juan Gómez Martínez, Omar Flórez Vélez, Luis Alfredo Ramos, Sergio Naranjo, una serie de políticas públicas de seguridad, que terminaron por favorecer ese monstrico que fueron las Autodefensas Unidas de Colombia.

En virtud de tal estrategia, los vecinos del barrio o sector se convirtieron en los “encapuchados”, que ejercían “autoridad” en la noche o de madrugada bajo la orientación de un agente de la policía, amedrentando o linchando a milicianos, habitantes de la calle, drogadictos, prostitutas, raponeros, etc.

Por esa vía, se propició, agenció y justificó el desplazamiento o retiro intencional y paulatino del Estado, pues la administración municipal de Medellín convirtió a la comunidad, en gestora de su propia seguridad, permitiendo que en el corto plazo, surgieran grupos armados y se potencializará, la posterior inserción exitosa del paramilitarismo.

Hoy, he escuchado de habitantes de la calle, que en Tunja existen grupos de personas que esconden bajo un pasamontañas su identidad, y que en las horas de la noche los agreden injustificadamente. Se asegura incluso, de ajusticiamientos con arma de fuego en sectores como el Bosque de la República, Los Patriotas, El Carmen y San Lázaro.

La historia de homicidios selectivos y desapariciones de la Comuna 13 de Medellín, es muy aleccionadora y por el bienestar de toda la sociedad, no debe repetirse.

Convendría, que en Tunja nuestro Alcalde, Personero Municipal, Defensor del Pueblo y Procurador Regional, atendiendo sus responsabilidades constitucionales y legales, adoptaran las medidas que nos garanticen que la “seguridad ciudadana”, no será el instrumento con el que se pisotee la vida o apabulle la libertad.