En medio del vigor que está
demostrando el Paro Nacional Agrario, no debemos olvidar que es el resultado del
surgimiento de tres pliegos promovidos por las denominadas “dignidades”, la Coordinación
Nacional Agraria CNA y la Mesa Nacional Agropecuaria de Interlocución y
Acuerdos MIA.
Es importante tener presente
dicha circunstancia, porque ella se hará notoria cuando llegue el momento de
instalar la mesa o mesas de negociación con el gobierno nacional.
Las "dignidades" sin
tocar el tema de la tierra pero en defensa de la producción interna, en su
momento promovieron la Movilización Nacional Cafetera y Agropecuaria, reivindicando
los intereses de productores de café, cacao, papa, arroz, panela, algodón y ganaderos de diversas regiones.
Para el CNA y la MIA, el Paro
Nacional Agrario y Popular es la bandera que debía enarbolarse, en procura de
la legalización de predios en poder de “raspachines” y campesinos, que han
podido capitalizar recursos de la economía cocalera, en zonas hasta hace poco de
colonización.
Hay en éstas propuestas un
fondo político diverso, que explica el por qué el precio y subsidios son el tema
prioritario para los primeros, mientras que para los otros dos, lo es la urgencia
de examinar el problema de la concentración y acaparamiento de la tierra.
No será suficiente coincidir
en el rechazo a la política neoliberal contenida en el Plan de Desarrollo y en
particular al TLC con los Estados Unidos, al momento de establecer una agenta
que permita la terminación exitosa del conflicto.
Y menos resultará
fácil para la dirigencia que promueve el Paro Nacional Agrario, ni para el
gobierno nacional, conciliar y dar respuesta, a la enorme problemática que
plantean los sectores productivos antes mencionados.
Quizá por ello, el gobierno
central busca aguardar que la protesta se desgaste o divida con los días, en
medio de una brutal represión que deja muy cuestionada a la Policía Nacional y
en particular a sus escuadrones móviles
antidisturbios ESMAD.
Crucial ha de ser el rol que
en el futuro inmediato pueden cumplir, los actos de solidaridad al Paro Agrario,
anunciados por los sectores de la minería artesanal, transportistas, trabajadores
de la salud y educación, estudiantes, centrales
sindicales y organizaciones populares.
Una nueva visión de nuestro
campo, parece vislumbrarse entre pequeños y medianos productores agropecuarios,
campesinos y “raspachines”; poniendo en dificultades la reelección del
presidente Juan Manuel Santos.