Aprovechando el clima de
indignación forjado por las jornadas de protesta que han protagonizado el
movimiento estudiantil, campesino, minero, social y popular en todo el
territorio colombiano, surge la
propuesta de votar en blanco.
“A votar por nadie, porque
nadie me da nada”, es la invitación que se formula, con la pretensión de renovar el Congreso e
impedir la reelección del presidente Juan Manuel Santos, pero guardando
silencio sobre las precariedades de nuestro sistema electoral.
Una invitación que supone falazmente
que todos los partidos políticos y todos los candidatos que se presentarán al próximo
debate electoral, son corruptos o ineptos y por tanto merecedores de una
sanción social.
Una postura moralista que no
valora adecuadamente la trascendencia política de la presente coyuntura, y que de
ñapa patea la ética con irresponsable facilidad, al meter a Raimundo y todo el
mundo, en el costal de la corrupción.
Sus promotores aseguran que
en solo dos días cambiarán la historia del país, sin necesidad de esperar
veinte o más años; es más, dan por cierto que con un solo voto de más, es posible
barrer con toda la clase política tradicional de Colombia y construir una
sociedad en paz y con justicia social.
¿Creen Ustedes que el umbral
no será alcanzado por los Partidos de la Unidad Nacional? NO. Ese problema
tendrán que sortearlo con esfuerzo y apoyo del pueblo colombiano, partidos como
el Polo Democrático o la Unión Patriótica.
No olvidemos que el gobierno
ha financiado con los billones de la “mermelada” y OPS, a parlamentarios de los
demás partidos, a condición de apoyar la reelección y sus locomotoras.
¿Será que con solo un voto
de más, se impedirá la reelección del presidente Santos? NO. El artículo 9 del
Acto Legislativo No 1 de 2009, exige que para poder repetir las elecciones, el
voto en blanco debe lograr la mayoría del total de los votos válidos, esto es la
mitad más uno.
Es claro entonces que el
voto en blanco a través de la cifra repartidora, perjudicará la permanencia de
los partidos minoritarios, brindará un
tanque de oxígeno a las cuestionadas políticas Uribe – Santos y facilitará la
reelección.
Votar por nadie, es botar
una oportunidad histórica, justo cuando el ruido de las cacerolas aún se
escucha, increpando la inequidad y corrupción de nuestro sistema económico,
social y político.
Votar en blanco, es negarle
a los partidos que han acompañado las luchas de nuestra gentes, la posibilidad
de legislar o gobernar en nombre de todos los sectores indignados de Colombia.