miércoles, 28 de mayo de 2014

PRIMERA VUELTA

En medio de una abstención del 60%, Colombia votó en primera vuelta dejando como ganador, al expresidente Álvaro Uribe Vélez y la propuesta política que acoge obediente el candidato presidencial Oscar Iván Zuluaga.

La línea “ortodoxa” del uribismo, agrupada en el Centro Democrático y el Partido Conservador, obtuvo el 44.8% de los votos; mientras que el sector “perfumado”, liderado por el presidente Juan Manuel Santos y seguido con algunos matices por los Verdes, logró el 34.0% de los sufragios.

Un preocupante dominio político ha acumulado la derecha en Colombia, haciendo inocuas e irresponsables las invitaciones a votar en blanco, con la excusa de golpear la corrupción, pero sin valorar la peligrosa concentración de poder en manos de un solo dirigente.

Una realidad que deja a la nación, sin que el 78.8% de los colombianos votantes,  muestren interés en sancionar social y políticamente, la vergüenza de los falsos positivos, las fosas comunes, las chuzadas, los malos manejos de Agro Ingreso Seguro, etc. etc. etc.

A pesar de esa incapacidad,  dos millones de colombianos dejaron escuchar su indignación y votaron en apoyo a las propuestas que revindican desde la Izquierda, la construcción de una Colombia decente.

Sobreponiéndose a las prácticas de exterminio político, las candidatas Clara López y Aida Avella, izaron en nombre del Polo Democrático Alternativo y la Unión Patriótica, las banderas por un modelo económico afincado en la equidad social.

El centro ha desaparecido en la práctica política. Seducido por los favores que prodiga el establecimiento, hemos presenciado un triste epilogo en el discurso de los tres tenores y un aterrizaje tardío en el “uribismo perfumado” de algunos “izquierdistas”.

Así las cosas, y si aún soñamos con llevar a Colombia por un buen camino, es imperativa la unidad programática de la Izquierda y su inserción en las luchas que libran, ese número significativo de organizaciones sociales  y alternativas, que no han sido escuchadas por el gobierno del presidente Juan Manuel Santos.

Cuando tenemos el convencimiento que el sol saldrá, no debemos arriar las banderas porque está lloviendo, y  menos aún, cuando la indignación popular continuará  sacudiendo los campos y ciudades de Colombia.


jueves, 15 de mayo de 2014

PARO y POLÍTICA AGRARIA


Desde la pasada jornada de protesta campesina, he venido sosteniendo que el Paro Nacional Agrario debe tener como propósito central, convertir al Movimiento Campesino, en protagonista de primer orden para la formulación de política sectorial.

Por tal motivo, saludo la integración de la Mesa Única Nacional, como espacio para la interlocución y participación de las organizaciones que dieron origen a la Cumbre Agraria.

Por decisión de las partes, en dicho espacio de concertación se abordarán las temáticas acordadas en el marco de la Cumbre celebrada el pasado 15 a 17 de marzo en la ciudad de Bogotá D.C.

Como se recordará, el 17 marzo doce organizaciones de campesinos, afrodescendientes, indígenas y sectores populares; concluyeron dicha Cumbre, aprobando el “Pliego de Exigencias: Mandatos para el buen-vivir, la democracia y la paz".

Dicho pliego recoge en los siguientes ocho temas, la voluntad de los treinta mil dirigentes que allí confluyeron, en representación de todas las regiones del país:

1. Tierras, territorios colectivos y ordenamiento territorial.
2. Economía propia contra el modelo de despojo.
3. Minería, energía y ruralidad.
4. Cultivos de coca, marihuana y amapola.
5. Derechos políticos, garantías, victimas y justicia.
6. Derechos sociales.
7. Relación campo - ciudad.
8. Paz, justicia social y solución política.

Al adoptar dicha agenda, no se están desconociendo los compromisos pactados en las veintidós Mesas Regionales ni la vigencia de éstas; pero será en la Mesa Única, donde se asuma la responsabilidad de examinar los temas de incidencia nacional.

La expedición del Decreto No 870 del 8 de Mayo de 2.014, introduce un elemento  trascendente al escenario en el que se realiza la segunda jornada del Paro Nacional Agrario, y en consecuencia, renovadas posibilidades acompañan al Movimiento Campesino.

Éste hecho, debe ser para los dirigentes de Cumbre Agraria y Dignidad Agropecuaria, un compromiso por la unidad, como requisito indispensable para la construcción de una ruralidad, en la que se respeten los derechos de sus comunidades y el medio ambiente.

No se debe dilapidar ésta oportunidad. Avanzar en el camino que muestra la agenda de la Cumbre Agraria y ahora de la Mesa Única Nacional, ayudará a cimentar la paz en Colombia y a dignificar la vida en los territorios rurales.