Del libro “A mí que me
esculquen”, me he permitido extractar algunas de las veintisiete preguntas, que
Daniel Samper Pizano incluyó en uno de esos Test Testiculados, que elabora para
descubrir la presencia de lagartos.
¿Le
da serenata al jefe el día de su
onomástico y termina la tanta cantando “Las mañanitas”?
¿Alguna
vez ha enviado un reportaje al periódico con las preguntas confeccionadas por
usted?
Cuándo
hay mucha gente esperándolo en su oficina, ¿se asoma y le grita a la secretaria:
“si me llama el ministro dígale que no estoy”?
¿Cuándo
pide un favor empieza diciendo. “tú sabes que yo detesto lagartear…”?
¿Cuándo
se encuentra con un amigo más o menos importante, siente la tentación de
arreglarle el nudo de la corbata?
¿Cuándo
anuncian crisis de gabinete, se pone nervioso y manda cepillar el frac?
Cuánta razón tenía Daniel
Samper, al advertirnos que el clima frio favorece la proliferación de lacertilios,
permitiendo en nuestra fauna social, la presencia de lagartos novicio, correveidile,
comisionista, trepador y etc., etc.
Y sin embargo, es la
politiquería el egosistema que le ha permitido mutar a través de toda suerte de
cruces incestuosos, convirtiendo a la subclase politicum, en un indeseable pero
prospero depredador socio-económico.
De ahí que sea habitual, hallarla directa o indirectamente incrustada a
cualquier título en el presupuesto de las entidades públicas, y que sea
peligroso, causarle algún tipo de incomodidad o molestia.
Si no quiere ser despedido o judicializado,
recuerde la sabía advertencia del maestro Daniel “…en la zoomitología
colombiana, pocos animales más temidos y más temibles que el lagarto”.
Y pensar que el
mismo día que se recibe el título de bachiller o profesional, el primer
pensamiento que se agolpa en la mente del graduado, es el de acudir a alguno de
los políticos del municipio, para “lagartear”
un contrato en las entidades del Estado.
Nadie con un
mínimo de decencia, puede negar que los lagartos son una triste realidad, que
ha permitido concentrar los beneficios del poder en manos de unos pocos,
favoreciendo la asignación irregular de los recursos públicos.
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