Sin importar de que orilla sea
contemplada la figura del Comandante Fidel Alejandro Castro Ruz; resulta tonto
negar, que con el paso de los años su protagonismo político, militar, intelectual y
revolucionario se fue agigantando en nuestra América y el mundo.
Un revolucionario
internacionalista, que se formó a la luz del pensamiento de Bolívar, Martí, Marx,
Lenin; y cuyo ejemplo inspiró el surgimiento de números movimientos sociales,
políticos e insurgentes en América Latina y África.
Con trece años de edad, le
escribió al Presidente Roosevelt expresando su deseo de ser voluntario en la
lucha contra el fascismo y siete años después, sería designado presidente
nacional de la Asociación de Estudiantes de Derecho.
La muerte de Eduardo Chibás
y el golpe militar de Batista, llevaron al joven Fidel a señalar sin la menor ambigüedad que “…la
orden de combate está dada y estamos seguros de que la cumpliremos”
“… el momento es
revolucionario… A un partido revolucionario debe corresponder una dirigencia
revolucionaria, joven y de origen popular que salve a Cuba”
Después del ataque al
Cuartel de Moncada, se conocen las cartas que permitieron difundir el escrito político
“La Historia me Absolverá más allá de las paredes de la cárcel”; a través del
cual, anticipa lo que sería el Programa de la Revolución en Cuba.
Un programa que comenzaría a
materializarse cuatro meses antes del
triunfo del Ejército Rebelde, tal como se consigna en la Ley No 3 que ordenó el
reparto de las tierras liberadas.
“El impacto de la Revolución
Cubana estremeció al continente latinoamericano y llenó la juventud de ideas y
razones para emprender el camino justo de luchar contra la opresión y por la
independencia.” (Milton Hernández, ELN).
“Esta epopeya que tenemos
delante la van a escribir las masas hambrientas de indios, de campesinos sin
tierra, de obreros explotados; la van a escribir las masas progresistas, los
intelectuales honestos y brillantes que tanto abundan en nuestras sufridas
tierras de América Latina” (Segunda Declaración de La Habana).
Y esos constructores de
futuro, comenzaron a brotar de las sementeras, sindicatos, colegios y
universidades; para crear su Sierra Maestra y asumir el compromiso de alcanzar para sus países la segunda liberación. La Liberación
Nacional.
No hay duda, Fidel Castro su
liderazgo y su obra política, quedaron para la historia condensados en la Revolución
Cubana y en su lucha por la unidad planetaria de los países del llamado tercer
mundo.
Ellos sobrevivirán a la
arremetida de la creciente globalización económica que arrincona los Estados
Nacionales e impone a individuos y comunidades, eso que hoy se llama Sociedad
en Red.
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