Es de todos sabido, que Boyacá
es una región muy disciplinada en tiempo de elecciones, al punto que el pasado
27 de Mayo, el 59.4% del potencial electoral acudió a las urnas, permitiendo
que fueran contabilizados 560.930 votos en los 123 municipios del departamento.
De esa votación, el 40.14% fue
para el candidato del Centro Democrático Iván Duque, quien al término de la
primera vuelta obtuvo en Boyacá 225.146 sufragios;
convirtiéndose en el candidato más votado, lo que a nadie sorprende, ya que nuestro
departamento ha sido siempre muy conservador.
Sin embargo, dicha votación también
ha confirmado, el significativo avance que a partir de los paros Campesino y
Camionero, registran el movimiento social y las opciones políticas progresistas
y de izquierda en nuestro territorio.
Los candidatos Gustavo Petro
(122.686 votos, el 21.43%) y Sergio Fajardo
(148.029 votos el 26.83%) de la Colombia
Humana y Coalición Colombia respectivamente, recibieron el apoyo del 48.26% de
los electores.
Un hecho muy significativo,
Sergio Fajardo gano en las principales ciudades de Boyacá, esto es Tunja,
Paipa, Duitama y Sogamoso; centros neurálgicos de nuestro acontecer económico y
estudiantil.
Circunstancias que una vez
conocidos los resultados de la primera vuelta presidencial, abren la
posibilidad de que en Boyacá, pueda consolidarse con mayor facilidad, la constitución
de un Frente Amplio por la Paz y el Cambio.
Un Frente que dotado de un
acuerdo programático, permita en segunda vuelta, convertir la candidatura de
Gustavo Petro, en una opción real de gobierno por la equidad social y contra la
corrupción.
He ahí la importancia que
tienen los urgentes llamados a la unidad, que hoy retumban desde las bases, a
puertas de los partidos políticos que integran la Coalición Colombia y la Colombia
Humana.
Una invitación que para no
irrespetar al elector, debe partir de reconocer que el voto es un derecho
ciudadano, que nadie puede pretender que se lo endosen o abrogarse la autoridad
para endosarlo.
Hoy, se abre una excepcional
oportunidad con evidente signo de renovación política, pues tendría en el
departamento a nivel rural y urbano, la destacada participación de jóvenes
dirigentes, ajenos a las mañas de la vieja politiquería.
Es una oportunidad
histórica, que debe tener pensando a quienes han ejercido tradicionalmente la
política en Boyacá, en momentos en que languidece el Partido Liberal y el
Conservatismo es absorbido por el Centro Democrático.
Boyacá puede ser escenario,
en el que una Colombia Decente comience a ser posible, si con responsabilidad
asumimos el reto de construir una opción alternativa, para que ese mañana pueda
germinar dignificando la política a nivel local y regional.
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