El dinero en manos del gobernante tiene dos usos: inversión o gasto. Lo primero ocurre cuando se financian obras de interés y beneficio comunitario, y lo segundo, cuando se destina por ejemplo a comprar pancartas o materas.
El embellecimiento de la ciudad, es el nuevo “Gran Plan” en el discurso de nuestro Alcalde, sin embargo el uso de enormes pancartas no adorna sino que contamina, claro, eso no le interesa al publicista, pero si debería ser tenido en cuenta por el burgomaestre.
A las veintitrés materas que “engalanan” la Plazoleta de San Ignacio desde aquellos días en los que allí funcionó un barcito navideño, se adicionaron cincuenta y tres, con el propósito de “acicalar” el exceso de peatones que circulan en la Plaza de Bolívar y la calle 20.
Cincuenta y tres materotas, y en cada una de ellas una palma adornada en su base con mantos de Maria y estrellitas de san José, un hecho de buen gusto, que no se corresponde con el enorme abandono que presentan el Bosque de la República, Parque de la Independencia, Parque Pinzón, Parque Santander, y demás.
Aunque en fiestas no se repara, será que para la formulación de éste “gran plan de posicionamiento”, nuestro Alcalde ha sido seducido por el relato que los historiadores hace de los jardines de Babilonia, ó ¿de dónde saca tanta predilección por las materas?
Si Tunja no es reconocida como Distrito Histórico y Cultural, algo se podría ganar si es llamada el Jardín Florido de Boyacá, claro, si para ello se hace abstracción de la inexplicable desidia que florece en nuestros Parques.
¿Será que para el tema de embellecimiento, nuestro Alcalde se la juega con las materas? Y si así fuera, ¿qué se estará ideando en materia de recreación y deporte?; porque para no decirnos más mentiras, alrededor de las materas solo se puede jugar a las escondidas o evitar que un riñón se dañe.
Dejo a los lectores una inquietud final, ¿será posible que esas bellas materas sean utilizadas para facilitar la comisión de atracos en la noche y de madrugada? Lo digo, porque a esas horas (10 p.m a 6 a.m.), no hay vigilancia policial, y en la mañana, los grandes damnificados han sido los estudiantes.
El embellecimiento de la ciudad, es el nuevo “Gran Plan” en el discurso de nuestro Alcalde, sin embargo el uso de enormes pancartas no adorna sino que contamina, claro, eso no le interesa al publicista, pero si debería ser tenido en cuenta por el burgomaestre.
A las veintitrés materas que “engalanan” la Plazoleta de San Ignacio desde aquellos días en los que allí funcionó un barcito navideño, se adicionaron cincuenta y tres, con el propósito de “acicalar” el exceso de peatones que circulan en la Plaza de Bolívar y la calle 20.
Cincuenta y tres materotas, y en cada una de ellas una palma adornada en su base con mantos de Maria y estrellitas de san José, un hecho de buen gusto, que no se corresponde con el enorme abandono que presentan el Bosque de la República, Parque de la Independencia, Parque Pinzón, Parque Santander, y demás.
Aunque en fiestas no se repara, será que para la formulación de éste “gran plan de posicionamiento”, nuestro Alcalde ha sido seducido por el relato que los historiadores hace de los jardines de Babilonia, ó ¿de dónde saca tanta predilección por las materas?
Si Tunja no es reconocida como Distrito Histórico y Cultural, algo se podría ganar si es llamada el Jardín Florido de Boyacá, claro, si para ello se hace abstracción de la inexplicable desidia que florece en nuestros Parques.
¿Será que para el tema de embellecimiento, nuestro Alcalde se la juega con las materas? Y si así fuera, ¿qué se estará ideando en materia de recreación y deporte?; porque para no decirnos más mentiras, alrededor de las materas solo se puede jugar a las escondidas o evitar que un riñón se dañe.
Dejo a los lectores una inquietud final, ¿será posible que esas bellas materas sean utilizadas para facilitar la comisión de atracos en la noche y de madrugada? Lo digo, porque a esas horas (10 p.m a 6 a.m.), no hay vigilancia policial, y en la mañana, los grandes damnificados han sido los estudiantes.
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