jueves, 1 de julio de 2010

SAN PACHO GOZÓN


SAN PACHO GOZÓN


Ec. Carlos Julio Castro Espinosa


Hoy, ante la mirada indiferente de las autoridades municipales, la Plazoleta de San Francisco, se convierte con el advenimiento de la noche y el pasar de las horas, en el peligroso San Pacho Gozón.

Allí, usted encuentra lo que no se le ha perdido, solo que tiene que atenerse a las consecuencias, porque la pochola y el guaro fluyen copiosamente dentro y fuera de los bares, elevando hasta el paroxismo el ánimo de los habituales contertulios

Bocanadas de humo se elevan apacibles y mientras los “combos” de pelados “soplan” marihuana y bazuco en las escaleras de la Iglesia, la sala de cine, el banco y el Hotel; nada de sobresaltos, los agentes de policía tienen tapada la nariz y además, allí permanecen pocas horas.

En una noche de rumba, podría ser usted el cliente elegido de quienes acuciosos vigilan en los puestos de comida, detectando quiénes compran y con qué billete pagan, a fin de arrebatarle el efectivo, el reloj y el celular si se pone a dar papaya.

Camarón que se duerme...!perdió el año! Y a los comerciantes del sector no les va mejor, viven con ojeras esperando infructuosamente que aparezca un policía, cuando arriban los elegantes ladrones que a diario merodean.

Un boom fruto del megadesempleo y la gran “flexibilidad laboral” que registra la ciudad, del rebusque se pasa al atraco en un parpadear de ojos, sin incomodar a nuestras autoridades.
San Pacho gozón tiene una rumba complicada, al amanecer en los bares, las armas de fuego les son devueltas a los clientes que se retiran ebrios, y en la calle se oculta una amplia gama de tubos y armas blancas.

Ojo, el pasado 15 de Abril a medio día, no faltó quien le dio plomo al viento, y nadie dijo nada, se fue tranquilo, susto grande para el vigilante de ese segmento de la carrera decima, porque le tocó fingirse “el ausente” para no arriesgar la vida.

Tunjanos, la Plazoleta de San Francisco, tiene todo para ser un espacio reservado a la cultura popular, en su seno permanece hace tiempo un grupo de artesanos, y hoy, ha llegado una brisa refrescante de jóvenes cuenteros.

Ojala allí hagan su presentación la poesía, la danza, el Teatro Callejero, la música hip hop; que lo sepan en colegios y universidades, que vengan de los barrios, para que el espíritu de los jóvenes se exprese libre en esa plazoleta, que algunos se empecinan en verla convertida en un mal oliente bar.

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