sábado, 20 de diciembre de 2014

ENFERMO y VACUNADO

A Pablo Antonio Tocarruncho su precario estado de salud lo llevo a una reconocida clínica de la ciudad de Duitama, y a pesar de ser beneficiario de la Nueva EPS, el médico que lo atendió, condiciono cualquier tratamiento al pago de tres millones de pesos.

Un hecho a todas luces curioso, pero como hay enfermedades que matan si el afectado y su familia se duermen, durante los días siguientes, doña Adelaida logro en medio de penurias y vergüenzas, recogerle al galeno tan solo un milloncito.

Efectuado ese abono la espera terminó, y a Pablo Antonio le fue practicada la colonoscopia que el médico le había ordenado con urgencia, pero que él mismo aplazó, en nombre de la “deuda” que los Tocarruncho habían contraído.

Con el compromiso de cancelar los otros dos millones, su esposa firmo la autorización para que le fuera practicada una colostomía; la que pasados ocho días lo devolvió al quirófano, debido a la grave infección que registraba.

Después de ésta segunda intervención, el médico decide que la herida debe permanecer abierta, pero rellena de gaza para absorber la materia que se estaba produciendo.

Sin embargo, una inflamación general comenzó a preocupar a Pablo Antonio, fue entonces cuando se esposa e hijos son notificados, que es preciso someterlo a diálisis, porque se había detectado que sus riñones y pulmones se encontraban afectados.

Las cosas en la Clínica de Duitama se estaban complicando, y los Tocarruncho no habían podido recoger ni un peso de los dos millones que estaban “adeudando”; quizá por ello, recibieron con algo de alivio el traslado de su pariente a la ciudad de Tunja.

Lo curioso es que Pablo Antonio es remitido a la Clínica Medilaser, sin ningún documento que brindara orientación sobre su estado de su salud y los procedimientos a los que había sido sometido.

Después de tres días de permanecer en la UCI, todo volvió a comenzar con una nueva valoración, que lleva a los médicos en Medilaser a diagnosticarle peritonitis, inducida por la infección que lo acompañaba.


Después de sufrir éste calvario durante más de un mes, de haber acudido a la Superintendencia de Salud sin ninguna respuesta, Pablo Antonio está de regreso en Duitama, para someterse a controles en la clínica donde aún “adeuda” dos millones de pesos.