martes, 4 de septiembre de 2018

LA CONSULTA ANTICORRUPCIÓN


El pasado 26 de Agosto, con la más alta votación que ha registrado en su historia la famélica democracia colombiana, faltaron 559.894 votos para que la Consulta Anticorrupción alcanzara el umbral fijado por la Registraduría Nacional.

Sin embargo, se destaca que el 99.32% de los 11.671.420 ciudadanos que acudieron a votar, lo hicieron por el SÍ, en un acto inequívoco de rechazo a la politiquería corrupta que históricamente nos ha gobernado a nivel nacional, regional y local.

Más aún, cada uno de los siete mandatos, obtuvo al menos  5.122.650 votos más del tope exigido y por lo tanto, se convierten en un deseo ciudadano que el presidente Iván Duque no puede ignorar.

Un resultado sobre el cual, ninguna de las instancias de gobierno puede reclamar paternidad, ya que el silencio que asumieron nos ha permitido confirmar, que en esa lucha el Pueblo Colombiano anda solo, pues la corrupción es parte esencial de todas las instituciones del Estado Colombiano.

Pretender justificar tal comportamiento, con la excusa de asignarle a la Consulta Anticorrupción una motivación revanchista, es una vergonzosa forma de justificar la comisión de delitos en la administración pública.

En Boyacá, fueron los jóvenes quienes  en medio de toda suerte de limitaciones, asumieron la tarea de salir a la calle a chapolear en favor de la Consulta, porque nuestros parlamentarios a excepción de Aida Avella, Cesar Pachón y Sandra Ortiz brillaron por su ausencia.

Es más, fue tal el desinterés que el sector rural quedó virtualmente aislado y tan solo un  número muy reducido de sus habitantes, pudieron acudir a votar; pues nadie asumió el compromiso de facilitar los medios para su desplazamiento.

La lucha contra la corrupción, es el deseo manifiesto del Pueblo colombiano y debe ser entonces tarea prioritaria de sus Organizaciones Sociales, a fin de evitar que en su trámite por el congreso de la república, le sean introducidas modificaciones que desvirtúen su objetivo o la hagan inocua frente a él.

Una Colombia Decente es posible, por ello es indispensable permanecer vigilantes, ya que un mandato tan contundente como el emitido en las urnas el pasado 26 de Agosto, tiene abierta y solapadamente grandes enemigos.