miércoles, 16 de agosto de 2017

ES MEJOR, NO COMER ENTERO.

Desde que tuvieron ocurrencia los paros Campesino y Camionero, el pueblo boyacense ha dejado de comer entero, por fortuna hoy creemos pero dudamos; es por ello, que en ese mundo de rumores que ha sobrecogido la política regional, lo que se exige es claridad a sus actores.

Sin perder de vista, que transparencia y eficacia nada tienen que ver con los discursos, son los hechos que el ciudadano puede palpar,  los que avalan o no su existencia en la gestión de los gobernantes.

Pretender hacer creer que existe una conspiración de la derecha nacional para estropear la imagen del gobierno departamental, es un vano intento por ocultar que el desempeño de nuestra economía regional registra un decrecimiento del 1.3%

Es más, preocupa que en tiempos de un dólar extremadamente sobrevalorado, nuestras exportaciones continúen a la baja, registrando a abril de 2.017 una caída del  28.4% y que las importaciones sigan igual tendencia, presentando para el mismo mes un descenso del 54.2%

Invocar en ésta reflexión los registros que presenta la variable inversión, oscurece aún más este panorama, ya que nos acostumbramos a esperar lo que buenamente nos dé el gobierno central o las esporádicas iniciativas de propietarios de unidades productivas ya existentes.

Para nadie es un secreto, que el desempleo que acompaña al Gobierno de Amaya, Pedraza, Romero, Castiblanco y Rodríguez; ha llegado en Junio de 2.017 al 11%  ubicando a Boyacá por encima del índice nacional.

Hay motivos para dudar, pues el ingreso familiar pierde poder adquisitivo en medio de la carencia de  políticas que promuevan entornos socio-económicos favorables, a la instalación de nuevas unidades productivas a nivel industrial y agroindustrial.

El rebusque no puede ser la alternativa para los cientos de estudiantes que reciben su título de bachiller, y que no tienen la fortuna de ser beneficiarios de una de las becas de Ser Pilo Paga.

Nos hemos quedado adormilados aguardando el milagro que vendrá con el auge de la actividad turística, sin darnos a la tarea de construir la infraestructura que ésta demanda e ignorando que el empleo allí generado es sustancialmente precario.

Para Boyacá es mejor no comer entero, nada ha cambiado y todavía es posible cambiar, si los boyacenses asumimos seriamente el compromiso de aprender a elegir; no es posible un mejor mañana, si en los gobiernos departamental y municipal, siempre están presentes los mismos.