lunes, 5 de marzo de 2018

JÓVENES y POLÍTICA





Por la Vuelta al Perro y las deterioradas vías de nuestros barrios,  Tunja se viste de camisetas blancas, con el nombre impreso en pecho y espalda del candidato junto al logo del partido que le otorgo el aval.

La jornada electoral que con preocupación tiene puesta su mirada en el 11 de Marzo, presenta como gran denominador, la participación de numerosos grupos de jóvenes en “campaña”.

Y creo que en una ciudad estudiantil como lo es Tunja, lo pertinente sería preguntarse, ¿Están haciendo política los jóvenes o por el contrario, son los jóvenes instrumentos ocasionales de los políticos?

Una pregunta que trae de inmediato a la memoria el llamado que  Antonio Gramsci les formulara:

"Instrúyanse, porque necesitaremos de toda su inteligencia; conmuévanse, porque necesitaremos de todo su entusiasmo; organícense, porque necesitaremos de toda su fuerza".

Lamentablemente en Boyacá, brilla por su ausencia lo organizativo, incluso al interior de las instituciones educativas; permitiendo que grupos o dirigentes cooptados por Partidos Políticos, conviertan al estudiantado en su colchón de seguridad electoral.

La despolitización del movimiento estudiantil lo ha desarmado ideológicamente, con la consiguiente pérdida autonomía e independencia, motivo por el cual, sus representantes terminan convertidos en “cuotas” que reproducen comportamientos de la política tradicional.

De ahí que los jóvenes que hoy deambulan por cada rincón de la ciudad, se limiten a distribuir plegables a cambio de los veinte mil pesos ($ 20.000.oo) mcte, que les han prometido pagar por cada día de trabajo.

No hay un compromiso distinto con esas campañas, el desempleo es la otra cara de la explicación de su vinculación a ellas; permitiendo que subsista la subordinación real de los jóvenes a lo "viejo" y al establecimiento.

Nuestra sociedad debe asumir su trágica realidad, la actitud de rebeldía permanente que suele caracterizar a los jóvenes, ha sido incapaz de promover por las razones expuestas, la renovación generacional de nuestra dirigencia.

El cambio no llega, debe ser asumido para construirlo. Ese es el llamado urgente a los jóvenes, porque nuestras comunidades no pueden esperar a que los mismos hagan algo distinto, a lo que por décadas han hecho.