miércoles, 24 de agosto de 2016

A LA PAZ, le digo SÍ


Resulta irresponsable esculcar en el baúl de la intolerancia, en busca de excusas para justificar que los jóvenes de las clases populares, se sigan matando en medio de una guerra, que nos imponen quienes siempre han gobernado.

La desigualdad y exclusión social y económica que imperan en nuestra sociedad, han permitido por cinco largas décadas, una guerra de guerrillas cuyos frutos no salen de la selva y terminan sepultados en fosas comunes.

A la paz le digo sí, porque es un derecho del pueblo colombiano, porque el proceso de reinserción con el que se ha comprometido las Farc-Ep, tiene grandes posibilidades de éxito y porque el establecimiento ha comprendido, que la derrota del adversario no llega y la espera ha resultado extremadamente onerosa.

A la paz le digo sí, porque ese anhelo ha permitido que el gobierno colombiano y el E.L.N. asuman una agenda que hará posible en el mediano plazo su desmovilización.

A la paz le digo sí, porque la comunidad internacional y sus organismos multilaterales, confían en la sinceridad de los diálogos y acuerdos de La Habana y acoge complacida el compromiso de participar en su construcción.

A la paz le digo sí, porque le abre a la nación colombiana la posibilidad de fortalecer su democracia e instituciones y eliminar  las organizaciones de delincuencia común que nos deja el narcotráfico y el paramilitarismo.

A la paz le digo sí, porque con su advenimiento podremos aunar esfuerzos para construir una nueva ciudadanía, que haga causa común con las autoridades para proscribir la corrupción e impunidad de nuestra sociedad.

A la paz le digo sí, porque nos merecemos la oportunidad de reflexionar y decidir sobre el país que queremos, porque Colombia debe ser un compromiso de los Colombianos, y no la presa de caza de los gendarmes del capital multinacional.

A la paz le digo sí, porque nuestros municipios y departamento, deben tener la oportunidad de sacudirse ese poder clientelista, que los ha convirtió en tobogán electoral con economías de precarias y muchas necesidades insatisfechas.

A la paz le digo sí, y por eso hoy pensando en ese mañana por venir, los invito a construir un movimiento social por la paz con liderazgo popular, para evitar que la politiquería nos frustre el camino de cambio que ese sueño necesita.


Desde la hermosa Tunja, y de pie en la loma que vio germinar el trigo por primera vez en nuestra América, a la paz le digo sí.