domingo, 18 de enero de 2015

A LOS ESCOBITAS


Voy a darle la bienvenida al nuevo año, rindiendo un homenaje a esos seres humanos que a pesar del duro trabajo que realizan, muy pocas veces reciben un saludo de buenos días o un vaso de agua para mitigar su cansancio.

A los escobitas, como solemos llamar a ese grupo de trabajadores que salen de sus hogares a las cuatro de la mañana, con la misión de limpiar nuestra ciudad y recoger las bolsas de basura que tapizan andenes, vías y plazoletas.

Los que de mañanita retiran la hierba que por descuido invade el andén de muchas residencias, pero que al hacerlo, se condenan a cumplir diariamente con esa pesada carga, sopena de ser agredidos en no pocas ocasiones.

Ellos, que a diario acopian toda suerte de residuos esparcidos sobre las vías, generalmente por acción de las jaurías de perros que recorren la ciudad sin ningún control y en algunos casos, por ciudadanos que reciclan.

Esa gente de origen humilde y trato sencillo, que parecen destinados a soportar con nobleza los agravios que retumban por todos lados, cuando la bolsa explota al levantarla.

Esos trabajadores que a la una o dos de la tarde, solemos ver almorzando sentados en la soledad de algún andén, espantando el cerco tendido por los perros y la actitud indiferente de los transeúntes.

Esos conciudadanos, que diariamente ponen en grave riesgo sus vidas, por ser obligados a trabajar con el carro recolector siempre en movimiento y haciendo toda suerte de cabriolas sobre las vías o en espacios poco adecuados para ello.

Un hecho del que todos somos testigos, pero del que no decimos nada. Por eso creo, que la muerte de uno de ellos acaecida en Tunja hace algunos días, exige la investigación de las autoridades judiciales, laborales y de derechos humanos.

Esa familia no puede quedar en el desamparo, contando las monedas de los días laborados y la precaria liquidación de prestaciones sociales; el alto riesgo que se asume por ser escobita en la ciudad, debe requerir el amparo de una póliza de seguros.

¿O para que sirve entonces, que al empleador se le exija la adopción de un Sistema de Gestión de Seguridad y Salud en el Trabajo?

A los escobitas, a quienes en navidad los espera una cabalgata y la infernal carrera que deben soportar, recogiendo las bolsas de estiércol que dejan los caballos. A ellos, les deseo un año nuevo menos inhumano.