lunes, 21 de abril de 2014

FERMIN


Apostado en el andén, bajo la placa de mármol incrustada desde 1928 en la fachada del Club Boyacá, Fermín ha montado “su oficina”, desde la cual todas las mañanas le canta a los transeúntes, que pasan por la carrera decima camino de la Plaza de Bolívar o saliendo de ella.


“Aprendí a crecer, por la ciudad vacía,
buscándome el pan, pan, pan, de cada día.”

“…Y todos los días, y todos los días 
los diarios publicaban porquerías, 
todos los días, todos los días... ”


Raras son las ocasiones, en que el silencio lo acompaña. Pero podría suceder por falta de un contertulio que estimule su espíritu polémico o porque como dice él, toda rokola que se respete, siempre necesitó que le echaran monedas para seguir sonando. 

Ese bumangués cuya apariencia física evoca al mítico Camilo Torres Restrepo, no gusta para nada de los curas, repudia la adicción a la tortura exhibida durante la Inquisición, el abuso sexual de menores y la poca identidad que profesan por la causa de los pobres.

Severo al atribuirle al Partido Conservador, la responsabilidad por el atraso que registra nuestro departamento y la ciudad de Tunja en particular; asegura que para no perder el tiempo, jamás ha tenido la intensión de ejercer su derecho al voto.

Egresado bachiller del  Colegio Sugamuxi  e Ingeniero Civil titulado con toga y birrete en la Universidad La Gran Colombia, asegura que en séptimo semestre compartió aula de clase con Andrés Almarales, el legendario comandante del M-19 que dirigió la toma del Palacio de Justicia.

En los días en que al bilingüismo buscan imponerlo en nuestras instituciones educativas, Fermín es un aventajado; sus años de residencia en Europa y particularmente en Alemania, le permiten hablar con alguna fluidez francés y alemán, algo de lo que  muy pocos docentes pueden ufanarse en Boyacá.

Aunque su apariencia puede estimular tal pretensión, debo precisar para que nadie se confunda, que Fermín no es otro  ciudadano más en condición de calle en nuestra ciudad. Es por encima de toda consideración, un excelente conversador.

Dueño de opiniones y conceptos que defiende con razón y vehemencia, obligando a quien asuma el riesgo de ser su interlocutor, a estar bien informado; porque él lo está, gracias al inseparable radio de pilas, que lo acompaña en las largas noches de soledad en su cambuche.

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