sábado, 19 de julio de 2014

POR LA PAZ, DEBE CUMPLIR



Después de la reelección, los medios sacaron de circulación las gestiones de paz y mandaron de “vacaciones” a los negociadores de La Habana, gracias a la irrupción en Brasil del  “niño genio del fútbol” y el “Bendito” Pekerman.

Sin que lograra silenciar los gritos de indignación del pueblo brasileño, ha terminado el mundial de fútbol, enviando al “olvido” los compromisos adquiridos en segunda vuelta por el presidente de Colombia.

Mientras se jugaba el Mundial, nadie se preocupó por indagar, sobre la agenda que el gobierno de Juan Manuel Santos presentará en la legislatura que comienza el 20 Julio próximo.

Una agenda, que nos permitirá comprobar si el presidente reelegido tiene o no la voluntad de honrar los compromisos que adquirió, para lograr que su candidatura fuera votada el 15 de Junio a pesar de su controvertido primer gobierno.

No hay hasta ahora una política de Estado por la paz,  hecho que posibilita que en el corto plazo, un eventual gobierno por ejemplo del Centro Democrático o del Partido Conservador, se sienta con derecho a no respetar el proceso de reconciliación nacional.

Una eventualidad que adquiere un nivel significativo de certeza, si tenemos presente la inocultable polarización política existente, y la creencia del gobierno de poder alcanzar la paz, pactando únicamente con los grupos guerrilleros e ignorando las demandas de los sectores sociales en conflicto.

Creencia absolutamente infantil, porque el conflicto armado hinca sus raíces en la inequidad que genera el modelo neoliberal que se aplica en Colombia,  y que es responsable del empobrecimiento y exclusión de amplios sectores de nuestra población.

Buscar la desmovilización de la guerrilla de un lado, mientras de otro reprime y judicializa la protesta social, podrá restarle protagonismo al conflicto armado, pero no construir la paz.

De mantenerse en el mediano plazo, las condiciones políticas de la presente coyuntura, nada asegura que algunas de las causas que han originado el conflicto armado sean superadas desde el congreso, por lo que resulta indispensable la participación protagónica de las organizaciones sociales y populares.

El presidente Juan Manuel Santos sabe que el pueblo colombiano, defenderá en la calle el proceso por la paz, pero está obligado a cumplir sin dilación alguna los compromisos adquiridos en su primer gobierno y para la reelección.

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